Gianduja Hatzak
DÍAS DE ELABORACIÓN
En amarillo los días que se elabora.
Nuestros hojaldres de gianduja son una auténtica delicia para los amantes del chocolate y los sabores intensos. Están rellenos de gianduja, una cremosa preparación de chocolate y pasta de avellanas, originaria de Italia, reconocida por su textura untuosa y su sabor profundo y elegante.
En su interior encontrarás también trozos de avellanas tostadas, que aportan un contraste crujiente y un aroma tostado irresistible, así como cobertura de chocolate con leche, que envuelve todo el conjunto con suavidad y equilibrio.
El hojaldre, ligero y delicadamente crujiente, sirve de base perfecta para este relleno goloso y sofisticado. Un bocado irresistible, ideal para los que buscan algo más que un dulce tradicional: una combinación perfecta de texturas, intensidad y equilibrio.
CÓMO LO ELABORAMOS
Nuestro croissant se distingue por una técnica de fermentación poco común llamada "poolish", que se extiende por más de 24 horas, brindándole un sabor único y distintivo.
Utilizamos harina T65, agua, sal, mantequilla, azúcar y huevo en nuestra receta para asegurar una mezcla equilibrada de ingredientes de alta calidad.
Queremos destacar que nuestro croissant es libre de grasas trans y elaborado con mantequilla de Denominación de Origen Protegido de Poitou-Charantes, un lugar conocido por su excepcional savoir-faire en la producción de mantequilla. Este toque especial contribuye a la calidad inigualable de nuestro croissant.
Al igual que los otros dulces, esta bollería no lleva ningun tipo de aditivo.
QUÉ APORTA NUESTRO PAN
Lo ideal es comerlo ligeramente templado, para que el interior de gianduja cremosa, las avellanas tostadas y la cobertura láctea se fundan suavemente, realzando todo su aroma y sabor. Puedes calentarlo unos segundos en horno suave (nunca microondas, para no perder la textura del hojaldre).
Acompáñalo con un café espresso, un té negro o incluso un vaso de leche fría si prefieres algo más clásico. También es perfecto como postre o capricho de media tarde.
Un bocado crujiente por fuera, cremoso por dentro, sin necesidad de más... aunque mojarlo en un café recién hecho puede ser puro placer.